Una forma de escribir Ciencia Ficción

La autoedición y autopublicación eran tareas por las que, en el siglo XX, habrían dado cualquier cosa por tener tan asequibles como ahora. De hecho, uno de los motivos por los que probablemente no estemos disfrutando de muchas historias interesantes, sea precisamente por la pereza que daba pensar cómo mover manuscritos.
Hoy no tenemos mucha excusa. Toda la logística necesaria para ver nuestras historias publicadas -aunque muchas estén condenadas de antemano al olvido-, nos la proporcionan muchas plataformas.
Nos queda solamente plantearnos el cómo escribir, que es justo lo que quiero compartir hoy.

Propongo una aproximación sencilla de lo que me ha valido a mí para embarcarme en el mundo del libro. Sin entrar en detalles técnicos y en apartados muy simples.

LA COMIDA

Imagen de images.mentalfloss.com
No voy a aburrirte con el discurso de siempre sobre la dieta sana. De hecho, no soy nutricionista. Es más, confieso que esta parte se me da mal. Soy un omnívoro casi radical, y la primera mitad de año he ganado bastante peso. Sin embargo, tras obligarme a entrar en una dieta simple para cuidar la salud, he vuelto a descubrir el café, la fruta y los piñones como piedra angular.
Además, recordé mis clases de biología con don Emilio en Secundaria:
"...las vitaminas de los grupos B y C son las que pide el cerebro para envejecer más despacio."
El primero de esos grupos, lo encuentras en el pescado. El segundo en los cítricos, que además potencian la memoria.
Controlar la ingesta sin volverse locos ni renunciar a algún capricho es más que suficiente.

EJERCICIO

De poco nos sirve ingerir divinas vitaminas si luego no metabolizamos la materia prima en nuestro interior. Hay que favorecer la absorción de todo lo bueno y para ello toca moverse. Caminar, correr o nadar. Esas son las tres más sencillas. Con media hora al día será suficiente.

LECTURA


Imagen de la película Blade Runner
La gente que cuenta historias, tiene que leer. Las ideas originales no surgen de la nada. Todos tenemos referentes. No hace falta devorar necesariamente libros del mismo género. Ahí está la gracia, en ser lectores multigénero. En cualquier caso, lee un poco todos los días -aunque sean 15 minutos-. Normalmente te diría que te leyeras algo de Isaac Asimov, Orson Scott Card o Philip K. Dick, pero no es lo único de lo que puedes alimentarte. Novelas como Orgullo y Prejuicio -sin zombiesde Jane Austen, son igual de válidas. Incluso libros de temática infantil pueden darte mucho.
¿De qué te sirve explicar una superteoría sobre el pliegue espaciotemporal, si luego tus personajes son amebas sin las emociones más básicas?

De todas formas, en países como España hay una generosa cultura lectora. Seguimos viendo por el metro a gente con libros (físicos y electrónicos), y es bastante gratificante.

EL SUEÑO

Todo un reto. Hay que dormir, pero a veces te alcanza la noche inspirado. Es difícil conciliar ambas cosas y si encima te levantas temprano, para qué queremos más...
No tenemos vidas con un tiempo libre ideal, pero desde luego hay que sacarle como sea de 6 a 8 horas a la almohada.
Sonará típico y sonará tópico, pero es así.
De todas formas, el sueño nos da una oportunidad para extraer conceptos interesantes sobre los que trabajar en nuestra obra.

TIP: Aprovecha el proceso de ordenación de imágenes del día que se producen en tu cerebro mientras sueñas. Para ello, ten a mano una pequeña libreta con un lápiz, o las notas de voz del móvil, en tu mesilla de noche. Tendrás dos minutos desde el momento en que te despiertes para anotar palabras o hacer dibujos sobre lo que has soñado.

TIMING

¿Cuándo lo hago? Sobre esto no hay nada escrito. Bueno sí, pero nada que sirva como una fórmula fiel. Cada uno tiene que buscar sus tiempos (e incluso sus lugares).
Hay aplicaciones y técnicas varias que te permiten medir tu rendimiento en la escritura, sin embargo cada uno tenemos nuestro momento ideal para escribir.

Aquí quiero presentarte mi modelo. Cuando abro un documento de texto en el que estoy trabajando existen dos modos en los que puedo entrar:

  • Modo PID ("Put It Down..."): todo el material anotado en libretas o notas de voz se transforman en un capítulo borrador. Aquí nos desencadenamos a gusto. Ponlo todo, sin censura, sin filtros. Aquí no hay que cohibirse, sino venirse arriba.
  • Modo R (revisión): releemos lo ya escrito pasando la tijera, editando y corrigiendo.
Lo que mejor me funciona es hacer PID por las tardes-noches y R por las mañanas.

NUNCA AMBOS A LA VEZ EN UNA SESIÓN.

¿Por qué?
Fácil, al comenzar el día -y tras los dos minutos en los que tus sueños son liberados de tu memoria-, tu cabeza es más lógica, más formal y estás más atento. Esto te permite descubrir todos los fallos de una sesión PID anterior. Hay que aprovechar parte de esa energía. Con la noche suele llegar la inspiración, pero llega en bruto y así debemos recogerla y escribirla.

TIP: Te recomiendo que si trabajas por las mañanas, revises tus textos levantándote media hora antes de lo que sueles hacer.

¿Qué falta?

Generar una rutina. Para esto, y según estudios, se tarda unos 21 días. Y créeme que es verdad.
Si juntamos todo, podemos generar un sencillo "horario sin horas" donde veremos que nuestro día -además de los acontecimientos propios del trabajo y compromisos sociales-, debe tener al menos: 1 café, dos sesiones (PID por la tarde + R por la mañana), 15 minutos de lectura, media hora de ejercicio y 6 horas de sueño.

Gracias a esto se consigue vencer a la procrastinación, que suele ser la responsable de hacer que muchos proyectos que empezamos, acaben en una carpeta aislada en nuestro disco duro sin superar 3.000 palabras.

Espero que esto te aporte algo y ayude a mejorar tu rendimiento.

¡Muchísimo ánimo con tu proyecto!

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